domingo, 30 de septiembre de 2012

SAMUEL R. DELANY - La intersección Einstein (1967)


Decidí leer algo de Samuel R. Delany por eso de diversificar mi agenda de escritores. También sostengo que es bueno intercalar novelas de distinta temática y estilo, y lo planifiqué entre Leinster y Heinlein. Pensé que lo mejor sería empezar por una obra premiada, corta a ser posible, que me diera una opinión sobre el autor norteamericano. Seleccioné La intersección Einstein (premio Nebula en 1967) y busqué opiniones al respecto. Recuerdo que señalaban tres cosas: la cuestión del sentido de la mitología, el aburrimiento que podía causar la obra de Delany y la maldad (o estulticia) del que escribió la sinopsis que acompaña al libro. Leí sobre las dos primeras cosas, pero evité con eficacia leer el resumen del argumento porque me encantan las sorpresas. Sin embargo, en esta ocasión, cuando llevaba más de la mitad del libro, no me pude resistir: el aburrimiento

sábado, 15 de septiembre de 2012

MURRAY LEINSTER - Mundo prohibido (1962)


A Murray Leinster le pilló la moda new wave a contrapié; lo que se agradece. El catastrofismo y el pesimismo que atizó a la literatura de ciencia-ficción en los 60 no le afectaron en exceso. No planteó soluciones a las grandes cuestiones, como Michael Moorcock en su He aquí el Hombre (1966), ni se regodeó en la maldad del ser humano, lo que hemos visto en Los genocidas (1965) de Thomas M. Disch. Leinster se quedó a medio camino en Mundo prohibido (This world is taboo, 1960).

Nuestro autor plantea una novela en la que denuncia el mal reparto de los recursos del planeta –aquí de un sistema solar-, lo que origina hambruna, y critica la discriminación racial. Pero al tiempo no puede evitar el que el libro tenga un tono de space opera clásica, con su aventurero, la mascota y la chica.

sábado, 8 de septiembre de 2012

CORDWAINER SMITH - La balada de G'Mell (1962)


Cordwainer Smith tenía una extraña relación con los gatos. La elección del animal de compañía define la personalidad de la gente. En este caso, el vínculo entre las características prototípicas del felino con nuestro autor debió ser muy fuerte. Por lo que tengo leído ya de CS no me cabe la menor duda de que su personaje favorito era G’Mell, una humana-gata sensual, una profesional de la compañía masculina. Pero no una prostituta, sino como una geisha –evidentemente siendo un cuento de CS tenía que ser algo oriental-.

En este cuento largo se puede leer una historia de amor no correspondido entre un humano,

sábado, 1 de septiembre de 2012

ARKADI Y BORIS STRUGATSKI - El país de las nubes purpúreas (1959)


Si alguien, hoy, quiere saber cómo eran las novelas de anticipación de los años 50, ésta es su novela. Los hermanos Strugatski quisieron contar el modo soviético de conquista del espacio, en este caso, del planeta Venus. Nos encontramos, por tanto, con una obra en la que se explica de forma novelada la selección y entrenamiento de los astronautas, los debates y riesgos que se toman con los nuevos inventos para surcar el cosmos, el viaje por el espacio y la vida abordo, el descenso al planeta y los primeros descubrimientos. No hay espacio para el calor humano, el hard o la space opera, sino que parece un relato destinado a la propaganda política en la competición con EEUU en la conquista del espacio. Es más, aparecen China, Gran Bretaña o la India en el cosmos, pero nunca los norteamericanos. Es, por tanto, una crónica politizada y optimista de la expansión por el sistema solar. Un ejemplo:

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